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Presentación de libro sobre la educación científica femenina

Celebrando el Día del Libro:

Presentación de libro sobre la educación científica femenina

Publicado el 23/04/2015
M. Isabel Orellana, Ángel Cabeza y Emma de Ramón.
M. Isabel Orellana, Ángel Cabeza y Emma de Ramón.
El volumen revela, a través de textos e imágenes, la manera en que las mujeres ingresaron al mundo de la educación, y acercándose luego al conocimiento científico en una época en la que surgieron fuertes detractores, que reconocían en las mujeres un rol maternal y hogareño.

En Chile, la difícil introducción de las mujeres en el mundo de la ciencia (tradicionalmente ejercida por hombres), es ahora abordada por un interesante libro que fue lanzado hoy en el Museo de la Educación Gabriela Mistral. "Sentimientos en busca de ciencia: inicios de la educación científica femenina en Chile (1870-1930)", es un volumen investigado y escrito por la profesora María Isabel Orellana, directora de la institución que, desde su reapertura, en 2006, nos tiene acostumbrados a la producción anual de libros relacionados con la historia de la educación en nuestro país.

Y esta no fue la excepción, puesto que el nuevo volumen devino en un homenaje en el "Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor".

Por tal motivo, se dieron cita al lanzamiento, Rosario Carvajal, presidenta de la Asociación Chilena de Defensa de Barrios Patrimoniales y, representando a la Dibam, Claudio Ossa, conservador del Departamento de Derechos Intelectuales; Gonzalo Oyarzún, subdirector del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas; Claudio Gómez, director del Museo Nacional de Historia Natural; María José Lira, directora del Museo Benjamín Vicuña Mackenna; Macarena Murúa, directora del Museo de Artes Decorativas y Emma de Ramón, subdirectora Nacional de Archivos.



En su calidad de Director de Bibliotecas, Archivos y Museos, Ángel Cabeza, se dirigió a la concurrencia en los siguientes términos: "El Museo de la Educación Gabriela Mistral ha sido pionero en su compromiso y vinculación con los públicos y las comunidades, interrogando sus propias colecciones desde perspectivas críticas. En este ejercicio, la impronta de género ha sido fundamental, inaugurando de este modo nuevas lecturas respecto al patrimonio, la historia de la educación y la pedagogía en Chile".

"El libro que hoy se presenta, es un buen ejemplo de este proceso, pues contribuye a visibilizar significativas historias de mujeres y entre ellas se destacan las de las primeras médicas: Eloísa Díaz, Ernestina Pérez y la primera pediatra, Cora Mayers, quienes además de su dedicación a la medicina, consagraron sus vidas a mejorar las condiciones educativas de nuestros niños".

Y finalizó diciendo: "Debemos asumir y poner en valor las identidades históricamente silenciadas, asumiendo esta tarea como una práctica institucional permanente de la Dibam. La labor realizada en el Museo de la Educación, es un ejemplo de los resultados que se obtienen cuando nos abocamos a ésta tarea".

Chilenas en conquista de espacios

Presentó la obra Emma de Ramón, subdirectora Nacional de Archivos, quien en parte de su discurso, afirmó: "Este es un tema que las editoriales no se pelean por editar. Y en esto, la Dibam tiene un lugar de vanguardia exponiendo públicamente temas de escasa cobertura, como los inicios de las mujeres en los estudios universitarios, cuya primera representante accedió a la Universidad de Chile recién en 1884".

El libro muestra, a través de textos e imágenes, la forma en que las mujeres ingresaron al mundo de la educación, y acercándose luego al conocimiento científico en una época en la que surgieron fuertes detractores, que reconocían en las mujeres un rol exclusivamente ligado a la maternidad y al trabajo en el hogar.

"Dentro del contexto del libro (1870-1939), nos interesó detenernos en la visión que las mismas mujeres tenían tanto de las razones que debían conducirlas a educarse, como de las finalidades que le atribuían a su propia formación", comenta María Isabel Orellana, la autora.

Y añade: "Resultaba fundamental para nuestro propósito, analizar el contenido de los discursos presentes en los diferentes escritos investigados, poniendo cuidado en los argumentos y en el tenor que se desprendía de estos textos. Así, hacernos eco de las voces que se alzaban, tanto para defender como para rechazar el derecho de las mujeres a educarse, legitimando su lugar en un espacio concebido originalmente para los hombres".

- En los 60 años que abarca su obra, ¿las mujeres científicas eran mal miradas? ¿Se valoraba más su participación en la poesía o en la literatura?

"De acuerdo con las fuentes encontradas, la participación de las mujeres en la producción intelectual, tanto científica como literaria, era muy menor, pero en el caso de las ciencias, esto se agudizaba, pues se cargaba con el prejuicio de la falta de racionalidad científica en las mujeres y la supuesta masculinización en la que caerían si desarrollaban esta área del conocimiento".

- ¿La educación científica debería entonces mantener los roles femeninos tradicionales?

"La respuesta es negativa, pues si mantenemos los estereotipos de género que han pesado sobre la educación científica en Chile, mantendremos la desigualdad y la discriminación de la que han sido objeto durante gran parte de nuestra historia las mujeres que se atreven a adentrarse en el universo de la ciencia, tradicionalmente en manos masculinas"

- Hacia 1930, ¿qué cantidad de mujeres científicas existían y qué porcentaje representaban con respecto a los hombres?

"La cantidad era muy variable, dependiendo de la especialidad. Por ejemplo, según el estudio de Sara Guérin, en 1927, en la Escuela de Medicina había 751 hombres cursando estudios y sólo 62 mujeres. Muy distinto a lo que ocurría con la carrera de farmacéutica que presentaba un mayor número de mujeres (214 vs. 155 hombres). La Escuela Dental, por su parte, poseía una matrícula de 157 hombres y 55 mujeres. Las cifras más preocupantes son las que corresponden a ingeniería y agronomía: en la primera, entre 168 estudiantes, se contabilizaba una sola mujer. En la segunda, los 95 estudiantes eran varones".

- ¿Qué huella dejaron las mujeres científicas chilenas hasta 1930?

"Una huella profunda, no sólo porque le abrieron camino a las que vendrían, sino que también porque estas pioneras de la educación científica tenían un marcado sentido social. Por eso, más allá de la obtención de una profesión, dedicaron una parte importante de su tiempo a formar a otras y a trabajar con los sectores más vulnerables de la sociedad".

"Sentimientos en busca de ciencia…", de María Isabel Orellana, es una obra de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam). Tiene una tirada inicial de sólo 1.500 ejemplares, y puede ser adquirido en dependencias del Museo de la Educación (Chacabuco 365).