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Prácticas culturales de varios territorios ingresan al Registro de Patrimonio Inmaterial en Chile

Proceso de Salvaguardia

Prácticas culturales de varios territorios ingresan al Registro de Patrimonio Inmaterial en Chile

Publicado el 27/01/2023
Torres del Paine
Modo de vida asociado a las labores de campo, en Torres del Paine.
Los nuevos registros, aprobados tras las solicitudes realizadas por las comunidades cultoras, pertenecen a las regiones de Arica y Parinacota, Biobío, Los Lagos y Magallanes.

La tradición de las cruces de mayo afrodescendientes, en los valles de Azapa, Lluta y Acha; las técnicas  y saberes asociados a la práctica arriera y criancera, en la cordillera de Antuco; la tradición del tejido en quelgo, de Chiloé; y el modo de vida asociado a las labores de campo, en Torres del Paine son las nuevas expresiones y tradiciones que ingresan al Registro de Patrimonio Cultural Inmaterial.

La decisión fue tomada tras las sesiones del Comité Asesor en Patrimonio Inmaterial (enero 2023), instancia consultiva que recomendó al Servicio Nacional del Patrimonio Cultural del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio acoger las solicitudes ciudadanas presentadas por las comunidades cultoras.

La tradición de las cruces de mayo afrodescendientes, en los valles de Azapa, Lluta y Acha, de la región de Arica y Parinacota, es una costumbre que año a año realizan las familias afrodescendientes para pedir por el bienestar de sus parientes, amigos y la buena producción de las chacras. Se realizan en diferentes sectores de los valles y con costumbres que pueden ir variando, según la tradición de la familia que la celebra, pero siempre tienen en común la fe a la cruz. En esta práctica devocional convergen: la relación que la comunidad cultora tiene con la cruz y el espacio en donde está emplazada, los canticos de los “cantores a las cruces”, las decoraciones, la tradición histórica que las mujeres y hombres afrodescendientes tienen con los valles y la vida comunitaria. En la celebración participan personas de todos los grupos etarios, compartiendo en locales adaptados para la celebración comunitaria de la cruz, lugar donde se comparten bebestibles de todo tipo y alimentos como el infaltable picante de mondongo. Aunque esta festividad religiosa tiene su día principal, el 3 de mayo, con misas y bendiciones de parte del párroco en el pueblo de San Miguel, las familias suben y alumbran la cruz en diferentes días del mes de mayo, o incluso junio, llegándose a notar la realización de los festejos desde la carretera, en donde se divisan las luminarias para la cruz, el fogón para capear el frío y las personas que la acompañan.  

La práctica arriera y criancera de la cordillera de Antuco, de la región del Biobío, se realiza en un lugar frío y de fuertes vientos. Desde hace siglos, debido a que los suelos de origen volcánico no son aptos para la agricultura, esta comunidad encontró en la ganadería de baja escala el oficio que les permitiera sobrevivir.

Sabidurías, conocimientos y experiencias cordilleranas han sido transmitidas de forma oral y práctica de generación en generación dentro de las familias de Antuco, en sus inicios como una forma de sustento durante el verano (de diciembre a abril).

Arrear es una actividad solitaria y mayormente masculina, donde el arriero montado en su caballo, sus perros pastores y, en ocasiones, una mula de apoyo, guían el ganado hacia parajes cordilleranos. Esta práctica trashumante implica saberes en el cuidado de sus animales, vacunas, control de enfermedades, plagas y permisos, pero por sobre todo conocimiento en el manejo de las zonas cordilleranas, manteniéndose en una constante relación de respeto y diálogo con la naturaleza. Además, de la crianza del perro y el caballo para apoyar en el cuidado y guía del ganado por las rutas marcadas por los viejos caminos trazados.

Para las veranadas, el arriero debe preparar objetos y alimentos que les servirán durante esos meses; además debe preparar el ganado, saber distinguir cuáles animales pueden ir y los que no. Es importante saber ensillar al caballo que acompañará durante toda la temporada. Hoy en día el territorio ha diversificado su rubro económico con más opciones laborales, por lo que son pocas las familias que mantienen esta costumbre, re-significada como una experiencia para conectar con la historia familiar y territorial, más que como única fuente de sustento.

NUEVOS REGISTROS DE LA ZONA SUR AUSTRAL

El tejido en quelgo, de Chiloé; y el modo de vida campesino en Torres del Paine son expresiones de la zona sur austral de Chile que fueron acogidas por el Comité Asesor del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio para el ingreso al Registro de Patrimonio Cultural Inmaterial en Chile.

La tradición del tejido en quelgo, en la isla de Chiloé en la región de Los Lagos, corresponde a un sistema de conocimientos y técnicas de producción textil que conlleva la obtención y procesamiento de la lana de ovejas, posterior urdido e hilado, para finalmente realizar el tejido gracias al uso de un telar de madera posicionado de forma horizontal sobre el piso, llamado quelgo o quelgwo, el cual le otorga el nombre a esta práctica.  

Este sistema mantiene vigencia desde tiempos remotos, posible herencia prehispánica presente en el archipiélago de Chiloé. En el campo o ciudades de Chiloé, las mujeres producen sus tejidos gracias a una estructura en madera y un set de otros instrumentos como el huso, la rueca y el asta que sirven para conseguir el hilado, y piezas como el ñerewe y parampawe, que sirven para para ir apretando el tejido en el telar.  La práctica ha generado una identidad entre sus practicantes y familias,  representando un símbolo de la cultura chilota tradicional.

El modo de vida asociado a las labores de campo en Torres del Paine es esencia de la identidad local y refiere a un conjunto de actividades rurales en torno a la ganadería de ovinos y bovinos que geográficamente se ejecutan principalmente en las estancias ganaderas de la comuna Torres del Paine en la región de Magallanes y la Antártica Chilena, y otros sectores de la comuna que antiguamente pertenecieron a estancias como la villa Río Serrano.  

Hombres y mujeres de campo tienen distintos roles como: ovejero, puestero, campañista, cocinero y realizan distintas labores como arreo, adiestramiento de perros ovejeros y vaqueros, amanse de caballos, esquila, señalada, técnicas artesanales (talabartería y artesanía en lana de oveja), alambrado, entre otros, algunas de forma individual y otras colaborativamente como el arreo y la esquila, habiendo quienes se especializan en alguna labor y otros que realizan varias de ellas. 

El modo de vida vinculado a estas labores se complementa con las actividades cotidianas como matear y jugar truco, además de un estilo particular de vestir y un lenguaje “campero”. Involucra el compartir historias, memorias, saberes ancestrales y contemporáneos, tecnologías, herramientas, arquitectura mayor y menor, léxico particular, vestuarios, usos y costumbres, de adaptación creativa a geografías y climas extremos, usos festivos y religiosos, gastronomía, producción, conservación y preparación de alimentos y muchos otros rasgos culturales. Muchas de estas personas han nacido en el campo y aprenden las labores por transmisión de generación en generación y también por enseñanza durante el desarrollo de los trabajos. 

Para mayor información y detalles relacionados con las expresiones culturales que forman ya parte del Registro de Patrimonio Cultural Inmaterial en Chile se puede visitar la plataforma del Sistema de Información para la Gestión del Patrimonio Inmaterial www.sigpa.cl

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