Sitio de Memoria Cuartel Casa de Piedra de la Central Nacional de Inteligencia
El Sitio de Memoria y Reflexión por los Derechos Humanos Casa de Piedra, ubicado en La Serena, fue un cuartel de la Central Nacional de Informaciones (CNI) utilizado como centro de detención y tortura durante la dictadura cívico-militar en Chile. El lugar fue reconocido como Monumento Nacional en la categoría de Monumento Histórico en 2018, y en 2022 fue entregado en comodato por cinco años a la Corporación Cultural La Serena Dieciséis de Octubre, organización que gestiona el sitio. Esta corporación, nacida en 2012 y formalizada en 2015, lleva el nombre en memoria de 15 personas asesinadas por la Caravana de la Muerte en octubre de 1973 y ha sido reconocida por su labor en la recuperación y protección de sitios de memoria, como el Hogar del Buen Pastor, por el cual recibieron el Premio Nacional en Derechos Humanos en 2015.
La misión de la Corporación es fomentar una cultura crítica y reflexiva sobre las violaciones a los derechos humanos ocurridas durante la dictadura, promoviendo el respeto a la vida en democracia. Su visión es consolidarse como un referente regional en memoria histórica y educación en derechos humanos, articulando también con otras comunidades que buscan el reconocimiento de sus propios espacios, como Los Corrales y Vicuña, donde también se cometieron crímenes durante la dictadura.
Casa de Piedra fue utilizada en una etapa avanzada del régimen, caracterizada por una represión más selectiva dirigida contra partidos, movimientos populares y participantes de protestas. Las detenciones muchas veces respondían a denuncias infundadas, conflictos personales o fabricación de cargos por parte de los represores. Las personas apresadas —militantes del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, Mapu Lautaro, Partido Comunista, MIR, entre otros— sufrían tortura antes de ser trasladadas a cárceles o centros de detención en Santiago. El sitio funcionó como cuartel central de operaciones en las regiones actuales de Atacama y Coquimbo.
El trabajo de la Corporación apunta a transformar este espacio de dolor en un lugar de memoria, reflexión y producción de conocimiento, con enfoque en la reparación, la educación y la promoción de una cultura de paz. Su equipo está compuesto por alrededor de 60 socios y un directorio diverso, junto a profesionales en áreas como educación, gestión cultural, investigación y vinculación comunitaria.